“Amistades que dejan huella: la verdadera belleza de los lazos que no se rompen”
- stilostefany
- 7 nov
- 3 Min. de lectura
En la vida de una estilista, los días transcurren entre tijeras, risas, coloraciones y secretos que se confían entre espejos. Pero si hay algo verdaderamente valioso que he recogido en mi recorrido —más allá de técnicas, tendencias o reconocimientos— son las amistades sinceras que florecen en medio del bullicio de un salón.

Porque no todos tienen la dicha de experimentar lo que yo he vivido: la construcción de vínculos tan profundos y hermosos que se convierten en lazos de hermandad. No nacen de un día para otro. Se van tejiendo con palabras amables, gestos de apoyo, carcajadas compartidas… y sí, también con lágrimas que a veces se escapan entre una cita y otra.
¿Cómo nace una amistad verdadera? Empieza, casi siempre, con una coincidencia. Una conversación espontánea, una mirada cómplice, un gesto de generosidad que enciende algo en el corazón. En mi caso, muchas de estas amistades han nacido en medio del trabajo, en el calor de las horas largas y las metas compartidas. Allí, donde se mezcla el cansancio con la pasión por lo que hacemos, he encontrado almas afines.
¿Cómo se conserva? Con presencia, incluso en ausencia. Con un mensaje que llega en el momento justo, con una taza de café entre manos, con esa capacidad de escuchar sin juzgar. Una amistad verdadera no exige, acompaña. No compite, celebra. No desgasta, nutre. Y en el mundo de la belleza, donde a veces reina la competencia y el ego, tener una amiga que es como una hermana es un regalo divino.
¿Y por qué perdura? Porque está hecha de verdad. Porque no necesita máscaras, ni apariencias. Porque cuando alguien ha visto tu alma —con tus días buenos y también con tus días oscuros— y aún así decide quedarse a tu lado, esa conexión se vuelve inquebrantable.
Hay palabras, frases, incluso tonos de voz que al escucharlos despiertan en mí una sonrisa automática. A veces, un nombre escrito en la pantalla del teléfono me devuelve a momentos únicos vividos en un salón, en una sala, en un abrazo.
Y es entonces cuando me doy cuenta de que las amistades que valen oro no se oxidan con el tiempo, sino que brillan más con los años.
A ti que me lees, te invito a descubrir conmigo este hermoso misterio: ¿cuál es la fórmula para una amistad inolvidable? Tal vez no haya una única receta, pero juntas vamos a recorrer este camino de memorias, reflexiones y gratitud. Porque si algo he aprendido, es que las amigas verdaderas no solo embellecen tu vida… la transforman.
He tenido el privilegio de encontrar varias. Cada una distinta, cada una necesaria. Y si tú también tienes la dicha de contar con una amiga así, cuídala como se cuida un tesoro. Porque lo es.
Hoy quiero dedicar estas palabras a todas esas mujeres que han cruzado mi camino y han dejado su brillo en mi vida. Algunas siguen aquí, otras ya no están físicamente, pero su huella permanece. Porque los verdaderos lazos no los rompe ni el tiempo ni la distancia… solo se transforman en amor y gratitud eterna. 💖
Y tú, ¿a quién te gustaría agradecerle hoy por ser esa amiga que embellece tu vida?
Si alguna vez compartiste momentos conmigo en mi salón y quieres que tu historia también forme parte de este recuerdo especial, te invito a contármela llenando este formulario. Cada experiencia, cada sonrisa y cada momento vivido es un tesoro que quiero conservar.





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